El único día en que la micro va vacía
y tienes la satisfactoria oportunidad de sentarte luego de un arduo día de
clases, no basta mas de un paradero para que la micro se llene y no queden
asientos, y es allí en donde tu escolarizada mente entra en una
profunda disyuntiva, cuando llega la típica señora
"seudo anciana con cara de que le des el asiento" y se para justo
a tu lado, miras hacia arriba y ves que te mira con cara de: "sálete de ahí
y dame el asiento", pero apenas se da cuenta que la estas viendo, hace como
que esta mirando hacia la calle, pero no, ella quiere sentarse y posar sus
arrugadas nalgas en el duro pero reconfortante asiento de la micro. Qué haces...
lo piensas, te remontas hacia los dichos de la madre, la que nos enseño los buenos valores de dar el asiento a los mayores, pero NO, estas cansado, hace calor y quieres solo llegar a tu casa
para comer algo y acostarte, la solución mas práctica por excelencia es hacerse
el dormido, cierras los ojos, y haces como que cabezeas, (incluso hay veces
en que de verdad el sueño te domina y te quedas dormido de verdad). Pero la
vieja pesa', no se dejará vencer por tu inusitante actitud adolecente,
aprovechará cada momento en que la micro se mueva para que ella te empuje y
despiertes y así ella vuelva a ponerte caras para que le des el puto asiento,
hasta que finalmente la vieja pesca otro asiento, y te deja tranquilo por un
buen rato, solo hasta que llega el pelotudo de la mochila, típico
imbécil que anda con el tremendo bolso de camping aún puesto en la
espalda y cada salto que da la micro es equivalente a un golpe con la
mierda de mochila, no hayas que hacer, te desesperas, le quieres pegar, te
imaginas al idiota rodando por el piso, mientras gozas del fuego que le
prendiste a su bolso, pero...tanta imaginación llega hasta ahí, te tienes que
bajar...
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