
Con una notoria pero no sorprendente fatiga, el incansable Don Francisco buscaba animar a los chilenos a sacar esa solidaridad la cual nos caracteriza (?) por medio de números artísticos de medio calibre, con entretenidas actividades y con la constante invocación al espíritu de optimismo, fé y esperanza el cuál debía estar presente en nosotros y hago hincapie en la palabra "debía" ya que despues de estos 20 y algo años de Teletón se ha convertido en una obligación primordial el cooperar con esta institución o mejor dicho en rigurosos términos empresa, ya que aunque sea algo voluntario es sorprendente el poder que tiene toda la estrategia de marketing y publicidad del evento sobre nuestra mente, lo cuál nos induce automáticamente a cooperar con la causa.
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