A partir del crudo pero debatible planteamiento del timonel gremialista, ¿Estamos realmente frente a un instrumento de propaganda o simplemente es una iniciativa que cumple modesta y sensatamente con el plan de Gobierno?
“Chile Contigo” es el nuevo periódico del Palacio de La Moneda, el cual forma parte de las iniciativas que impulsa la Presidenta en el marco de lo que sería su publicitado Gobierno Ciudadano. Dicho diario cumple como función escencial, el entregar información de manera objetiva -según palabras del Ministro Vidal- sobre las distintas actividades, obras y proyectos que lleva a cabo el Gobierno en el país, con el fin de que la ciudadanía esté al tanto de los avances que se están haciendo en el programa de la Presidenta Bachelet.
La publicación de este trabajo periodístico gubernamental será de 200 mil ejemplares distribuidos mensualmente, tendrá 10 ediciones por año, las cuales serán distribuidas como suplemento a través del diario La Nación y el costo total de producción que tendrán los 10 números de este pasquín de Gobierno será de $80.000.000, los cuales serán financiados a través de fondos fiscales.
Pero como las nobles intenciones del Gobierno nunca serán bien vistas por su contraparte, la Alianza, las reacciones no tardaron llegar con una metralleta llena de críticas ante esta nueva dinámica comunicacional de llegar a la gente a través de un periódico. “Ya con el nombramiento de un generalísimo a cargo de un ministerio, como Francisco Vidal, y ahora con un panfleto, el gobierno ha dado la señal de que el segundo tiempo es un segundo tiempo político electoral”, decía enérgico y enfático el líder gremialista Hernán Larraín demostrando su repudio al vapuleado informativo de 12 páginas y a esta sospechosa iniciativa del Gobierno de “informar” sobre sus obras, trabajos y proyectos.
Y vaya que es sospechoso el lanzar un diario de corte oficialista si consideramos que ya nos encontramos en tierra derecha para lo que sería un ardiente periodo electoral, tanto así que se da el suficiente espacio para pensar que realmente la estrategia comunicacional del Gobierno es hacer “propaganda” a través del cuestionado pasquín, para así reencantar a la ingente cantidad de votantes eventualmente perdidos durante este fastuoso periodo presidencial desde que Bachelet llegó al sillón del Palacio de La Moneda. De esta manera, la Concertación aseguraría a los representantes de sus respectivas comunas en las venideras elecciones municipales, además, sin duda será un periodo electoral que servirá para tomarle el pulso a las preferencias de la gente para lo que serían las aún lejanas pero ansiadas elecciones presidenciales, instancia en donde los planes de la Concertación tampoco poseen un buen augurio dada la notable alza en las encuestas de popularidad de la Alianza, en donde, confiado y amenzante, Sebastián Piñera se acomoda entre las primeras preferencias.
Pero la preocupación del Gobierno no sólo se deja entrever por el lanzamiento de un pasquín que informa sobre los avances del gobierno en materia social, educativa y/o de salud, sino que también por la futbolera y rebuscada estrategia comunicacional con que el Gobierno busca mitigar y enmendar sus errores y desaciertos denominando a este último ciclo como el segundo tiempo.
Un precipitado Ministro Vidal en la delantera, un aletargado Pérez-Yoma tratando de armar el juego desde el mediocampo, la Presidenta Bachelet en el arco intentando atajar todos los bombazos que le tiran desde el área chica y una escuálida defensa conformada por un regimiento entero de periodistas. Con este equipo evidentemente cargado hacia el ámbito de las comunicaciones, la administración Bachelet buscará hacerle frente de manera eficaz a su último par de años en el poder y en donde también se jugará el pellejo por tratar de mantener al conglomerado de Izquerda en el poder. Dado este escenario con el que se enfrenta el Oficialismo, no han escatimado en armase de un nutrido contingente periodístico para ayudar a mejorar su alicaída imagen. Y es que en 5 años, las asesorías comunicacionales al Gobierno crecieron en un 40% -según cifras entregadas por el mismísimo Hernán Larraín en un artículo de El Mercurio-, por lo que si en un principio habían 225 periodistas trabajando para el Estado distribuidos en los distintos ministerios, hoy la cifra llega fácilmente a 316. Hecho que si bien es totalmente objetable, no debiera sorprendernos si bien sabemos que la intención de La Moneda es romper su seguidilla de desaciertos comunicacionales producto de la mala gestión de los asesores encargados de dicho ítem, esencial a la hora de manejar y entregar la información proveniente del Gobierno de manera eficaz y convincente a los ciudadanos.
Claramente, basándonos en lo anterior y siendo ajenos a lo que sería el real propósito de estas inusuales políticas de gobierno, la publicación de “Chile Contigo”, junto a la explosión periodística comunicacional en las oficinas de La Moneda, tienen una doble lectura en cuanto a sus intenciones políticas; por un lado está la supuestamente honesta iniciativa del Gobierno de llegar a la gente por medio de un periódico, sin embargo, también debemos considerar la probable hipótesis de que dicha acción no es más que una maquillada campaña electoral para reposicionar a la Concertación en el lugar en que estaba antes del desastroso 10 de Febrero del 2007, día en que la gestión oficialista tocó fondo.
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