¿Qué es peor: La técnica de aborto del aspirado, del raspado o la inyección salina ó el tomarse una pastilla antes de que la célula fecundada se transforme en un humanoide? Quizás esta sea una analogía básica en su forma, pero no en su fondo. Tan sólo partamos por la base de que en Chile se vive una cruda realidad muy patente: Más de 160.000 abortos anuales. Una cantidad estremecedora, una verdad incómoda, una situación que el Gobierno intentó mitigar, pero que al poco tiempo aquella libertad concedida se frenó en seco: No más Postinor 2, No más T' de Cobre; Sí a los embarazos no deseados, Sí a los abortos clandestinos. ¿Así queremos vivir?
Durante muchos años, el Ministerio de Salud ha creado múltiples políticas públicas para avanzar en el ámbito de la fertilidad. El alto número de abortos clandestinos, la creciente tasa de embarazos adolescentes y de casos de neonatos abandonados gatilló la posibilidad de crear una instancia para incentivar a la población a prevenir antes de lamentar. Es decir, el gobierno facilitaría a los sectores que lo requieran todo el "material" necesario -llámese: condones, T' de cobre y Postinor 2 (píldora del día después)- para evitar una concepción no deseada. Efectuados todos los trámites legales y burocráticos, que no estuvieron excentos de largas y contundentes discusiones de carácter ético, la distribución de insumos anticonceptivos en consultorios, postas y hospitales se convirtió en ley de la República, sin embargo, no pasó mucho tiempo para que un grupo de 36 diputados presentara un requerimiento ante el Tribunal Constitucional para deslegitimar los incisos de dicha ley que declaraban legal la entrega de la "pastilla del día después" y el uso de la "T' de cobre".
Aproximadamente, después de un año, el Tribunal competente está a punto de dictaminar un fallo que corroboraría y aprobaría los requerimientos presentados por el grupo de Diputados que dejarían en calidad de "Inconstitucionales" todos los avances que se hicieron en materia legal para adaptarnos a los crudos pero reales tiempos que se viven, no sólo en Chile, sino que también en todo el mundo en el ámbito de fertilidad. Dejándo de esta manera, sin posibilidad alguna a la señorita Juanita de usar el Postinor 2 luego de ser violada por un sicópata en serie, dejando sin posibilidad también a la Señorita María que no podrá interrumpir su concepción ya que no tiene el dinero como para mantener a un segundo hijo... Dejando sin posibilidad, a gran parte de los chilenos que no tendrán una salida legal para llevar a cabo una desición que se toma -naturalmente- primero en la cama y luego en nuestra consciencia.
¿Cuántos años retrocedimos? Chile, uno de los únicos 4 países del mundo que prohibe la distribución y el uso del medicamento anticonceptivo. ¿Con esto ganamos o perdemos?, si consideramos que desiciones como ésta, que implican consecuencias que afectan a toda la población, obviamente perdimos... y por goleada. Se ha pasado a llevar la libertad de los chilenos, nuevamente los intereses de unos pocos, en este caso los de un grupo de 10 ministros -miembros del Tribunal Constitucional- se antepusieron a los de los chilenos. Negaron una realidad de la manera más retrógrada: Poniéndonos el disfraz de los falsos puritanos conservadores.Nuestro país, lo creamos o no lo queramos o no, es moderno, está dentro del carro de la imparable globalización, hay una tendencia neo-contemporánea clara, necesitamos adaptarnos a una realidad que es generalizadamente asumida, aceptada y legalizada en otros lugares del planeta. No se trata de seguir a la masa, se trata de facilitar las cosas a la gente que de verdad necesita impedir la traída de un bebé que no podrá vivir en las condiciones en que éste se las merece. Seamos realistas, el fallo que dictará el Tribunal Constitucional no hará que nuestras acciones en plano de fertilidad sean más "éticas", más "conservadoras" o más "católicas" -esto último, muy entrecomillas-, muy por el contrario, el paradigma impuesto por este grupito de nobles medievales -los miembros del TC- hará el panorama mucho más "anti-ético" si consideramos que el uso del Postinor 2 será llevado a cabo de igual forma, pero con la diferencia de que aquel uso no estará amparado por la ley. Por lo tanto, si pensamos de manera "ética-legal-conservadora-católica" el uso de la pastilla dentro de un respaldo constitucional sería mucho mas víable, aceptable y "sano" para gran parte de los chilenos.
¿Qué es más ético: Dejar nacer a un niño en nefastas condiciones, dejándolo en un camino no pavimentado que lo llevará directo a la pobreza, a la delincuencia, o más bien, a la decadencia o intervenir en el proceso de fecundación para evitar que el pobre bebé viva una realidad poco auspiciosa? En mi sano juicio, prefiero no ser culpable de ver crecer a un niño en un ambiente inadecuado a sabiendas que no le podré darle algo mejor. Está bien, la vida debe ser valorada en su máxima expresión, pero para esto deben darse condiciones básicas que muchas veces simplemente no se dan.
El debate valórico es amplio, sin embargo, al final de las cosas cada persona toma la desición que más le parezca -obviamente-. No obstante, en este caso, el Estado en su peor papel: El de titiritero de las desiciones y pensamientos de cada ciudadano ha metido sus hipócritas y retrógradas manos en el bienestar de la nación, se acostó con el chileno en su propia cama y lo dejó paradójicamente embarazado para que luego, abortemos, y así sacarnos forzadamente lo más importante que poseemos: La libertad de Conciencia, un hijo que nos costó 18 años recuperarlo por completo.